Reseña de Omar Osorio Amoretti sobre la novela Todas las lunas, de la escritora venezolana Gisela Kozak Rovero.
Semanas atrás escribí sobre Gisela Kozak Rovero. Ahora la editorial Equinoccio ha traído a la luz pública su último trabajo, Todas las lunas, finalista del cuarto Premio de la Crítica a la Novela.
No creo estar engañando al lector de esta columna cuando digo que es, hasta los momentos, el proyecto literario más ambicioso, complejo y novedoso que la autora ha elaborado. Desde el punto de vista temático, difiere de temas consecuentes en sus textos anteriores, tales como la ciudad caraqueña y los aspectos representativos de su época (pienso en Latidos de Caracas y En rojo, básicamente). Pero eso es solo la superficie, la consecuencia natural de una idea mayor. Seré directo: el principal valor de esta novela radica en la función distinta con que se emplea el concepto de “representación” al momento de narrarse la historia.
Comparémoslo por ejemplo con su último libro de cuentos, En rojo (2011), ya reseñado acá en su momento. En él, la autora pretende plasmar una imagen de la Venezuela de nuestros tiempos. Desarrolla, por decirlo así, una narrativa contextualizada, elaborada desde el modelo literario tradicional de la verosimilitud (la famosa “mímesis”, teorizada por Aristóteles). Todas las lunas, por el contrario, evita este esquema. Más aún, busca ser su contrario, pues Kozak Rovero plantea con esas historias abiertamente ficticias, con esos personajes atípicos y con esa atmósfera irreal (uso estos adjetivos en el mejor sentido del término) una manera de narrar pura, independiente, sin importarle mucho que los acontecimientos se parezcan o no a los eventos que podrían ocurrir en nuestra realidad.
Lo anterior explicaría perfectamente por qué algunas reseñas vieron en esta obra la presencia de personajes “líricos” o “simbólicos”, de historias “fantásticas”, cargadas de intensa emotividad. Es la percepción lógica propia de una obra que reivindica, al evadir el modo de escritura heredado del realismo del siglo XIX, los poderes infinitos del lenguaje y la imaginación como elementos genuinos del quehacer literario. Se trata en el fondo de ejecutar, tal y como se dice en una parte del libro, un “simulacro puro limpio de realidad”.
Datos bibliográficos
Nombre: Todas las lunas
Autor: Gisela Kozak Rovero
Editorial: Equinoccio.
Año: 2011
* Esta reseña fue publicada en el suplemento Día-D, del diario 2001, el 9 de diciembre de 2012.